Hicimos como siempre todo por nuestra cuenta, aunque me volví loco para encontrar un hotel “barato” y que fuese lo que queríamos. Volamos con Click-Air y Srilankan Airlines, todo bien, 10 horas y media, con escala en Colombo (capital de Sri Lanka).

La isla a la que fuimos era espectacular (www.thulhagiri.com.mv/). Hicimos algunas excursiones memorables y no nos separamos de los iPods salvo para ir a bucear.
Ví mantas rayas, tiburones, delfines, murciélagos gigantes, ningún español (fauna en extinción) y en fin, todo resultó delicioso. La temperatura de día era de 31-32 grados, con una suave brisa, por la noche no bajaba de 27, y el agua estaba a 26.
Te muestro cómo lo pasé..
Solo nos llovió un día por la noche. La duración del viaje fue perfecta porque, aunque nos moríamos de la pena al marcharnos de la isla en lancha a las 6 de la mañana justo cuando amanecía…, la sensación era de que había sido una pasada.
Allí visitamos otras islas con hoteles de lujo y todos los que íbamos en las excursiones coincidíamos en que era mucho mejor la nuestra, más pequeña, y a pesar de ser un hotel de mucha menor categoría. Estuvimos descalzos todos los dias, era todo tan virgen…. Fuimos en media pensión y menos mal, porque comer algo era bastante asequible con el tipo de cambio: con un cocktail de gambas por 7 euros comías más que de sobra. Las latas de cerveza a 2 euros, las botellas de 1,5 l. de agua 2,5 euros, las copas a 5 euros y, en fin, es lo que tiene un euro fuerte.
La gente era maja (mucho alemán, rusos con churris de alquiler, un mejicano con su novia alemana, algún gringo, australianos,…) y el servicio del hotel excepcional. Las cabañas, de unos 30 m2, con cama 2x2m y una supletoria. Y encima a unos 10m de la orilla del mar. La comida, extraordinaria: probamos de todo y fue una absoluta gozada. Había un cocinero austriaco empeñado en sorprendernos a diario con platos deliciosos (todo buffet, pero muy amplio).
Así que nada, mucho descanso y relax, con bastante de aventura y algunos momentos gloriosos como unas piruetas que hizo el hidroavión (que veía al pasaje “animado”) en una excursión fantástica, los delfines que nos encontramos en mitad de la nada (la lancha paró y pudimos verlos y grabarlos de muy cerca…), las islas desiertas, los bancos de arena en medio de la nada, la cantidad de peces que había en el mismo arrecife del hotel, las puestas de sol a diario, las bebidas, y la más absoluta relajación física y mental. Super-exótico y desde luego firme rival de Polinesia Francesa, que es difícil que sea tan espectacular como esto. Prometo comprobarlo en 2010, con permiso de la crisis.
La verdad es que después de haber estado ya en sitios de islas tan increíbles como Los Roques (Venezuela), Archipiélago de San Blas (www.sapibenega.com), Bocas del Toro o Punta Caracol (www.puntacaracol.com) (los tres en Panamá), Morro de Sao Paolo y Bohipeba (Brasil), Cayo Largo (Cuba), San Andrés y Providencia (Colombia), Palomino (Puerto Rico)…uno ya pensaba que lo había visto casi todo dentro de un plan de formato paradisíaco, virgen, remoto, exótico y tal…y, entre que fuimos con idea de que Maldivas nos sorprendiera y entre que además sí nos sorprendió realmente, hemos vuelto encantados..
Pero la clave fue que acertamos de pleno con el hotel ya que fue justamente lo que íbamos buscando…y lo más parecido a lo que solemos hacer cuando hemos ido a las islas como las que comentaba
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